Intestino y cerebro están conectados por el eje microbiota-intestino-cerebro. Por ello, una alteración en uno de los componentes del eje repercute en los otros.¹
Entendemos como estreñimiento ocasional, una alteración sintomática intermitente u ocasional en el hábito intestinal. Esto incluye una molesta reducción en la frecuencia de las deposiciones y/o dificultad para defecar, pero sin características alarmantes. Los síntomas intestinales pueden durar algunos días o algunas semanas, y los episodios pueden requerir la modificación del estilo de vida, los hábitos dietéticos y/o el uso de laxantes de venta libre o agentes voluminosos para restaurar un hábito intestinal satisfactorio.²
En cuanto a la relación entre el estado anímico y emocional y la posible aparición de un caso de estreñimiento hay que mencionar que el tracto gastrointestinal cuenta con un suministro muy rico de terminaciones nerviosas, por lo que en ocasiones se le conoce como “el pequeño cerebro”. Esta colección de células nerviosas es en parte responsable de controlar la ansiedad y el miedo, lo que podría apuntar a que estas emociones se pueden asociar con el funcionamiento colónico.³
Así, intestino y cerebro están conectados por el eje microbiota-intestino-cerebro. Por ello, una alteración en uno de los componentes del eje repercute en los otros. De esta forma, las emociones, el estrés o la ansiedad pueden repercutir en nuestra salud intestinal, alterando la microbiota intestinal. Por ello, esta alteración de la microbiota intestinal (disbiosis), puede alterar la motilidad gastrointestinal y desencadenar un estreñimiento.¹
Causas del estreñimiento
Si bien la evidencia pone de manifiesto que existe una relación entre nuestro estado emocional y el funcionamiento del intestino, los motivos por los que el estrés podría derivar en un estreñimiento son diversos.
A este respecto, Ashkan Farhadi, MD, gastroenterólogo del Centro Médico Orange Coast Memorial y director del Proyecto de Enfermedades Digestivas del Grupo Médico Memorial Care en Fountain Valley (California) explicaba en la revista ‘Self’ que el estrés puede causas espasmos en el intestino. Así, si los espasmos son generalizados, todo el colon se contrae, y la comida que hay en el intestino irá muy rápido, por lo que podría darse un caso de diarrea. Sin embargo, si los espasmos solo ocurren en un área, puede retrasar todo el proceso digestivo y causar o agravar el estreñimiento.⁴
Por otra parte, el estrés puede suponer que adquiramos ciertos hábitos perjudiciales. Por ejemplo, puede suponer cambios en el sueño o el ingerir comidas grasas o bebidas como el café.⁵
Asimismo, todo esto puede suponer problemas para el intestino, especialmente si el paciente ya es propenso a tener problemas a la hora de ir al baño por el estrés.⁶
Otra forma involuntaria en la que el estrés puede alterar el sistema digestivo es que suponga una complicación añadida en casos en los que existe una patología previa como es el síndrome del intestino irritable (SII). Así, hay varias formas de SII, incluido el SII-D (con predominio de diarrea) y el SII-E (con predominio de estreñimiento), en los que el estrés a menudo desencadena síntomas.⁷
Recomendaciones para prevenir y combatir el estreñimiento
Teniendo en cuenta la relación entre estrés y estreñimiento, la cuestión es si tratar el estrés también puede ayudar a mejorar el propio estreñimiento. De esta forma, se recomienda probar con algunas actividades para aliviar el estrés, como la meditación, el ejercicio u otros consejos para el cuidado personal. Las técnicas de reducción del estrés a través de la terapia cognitiva conductual también pueden funcionar para mejorar la diarrea.⁴
Si el estrés ya ha afectado al funcionamiento del intestino, será necesario tratar el propio estreñimiento. Así, habrá que tener en cuenta el uso de medicamentos de venta libre, como los antidiarreicos o los laxantes. Además, hay que recordar al paciente que hay cambios temporales en el estilo de vida que también pueden ser efectivos y que pueden acompañar igual al tratamiento farmacológico.⁸
Entre las recomendaciones de estilo de vida se recomienda fomentar hábitos como el realizar ejercicio físico de un modo continuado, moderadamente y trabajando la musculatura abdominal. También es necesario incorporar alimentos ricos en fibra a la dieta (pan integral, pan de centeno, verduras y frutas). Esta alimentación ayuda a retener agua, con lo que las heces son más líquidas. Paralelamente, habrá que limitar de la dieta alimentos que no contienen fibra y endurecen las heces. Es el caso del azúcar, caramelos o quesos curados. Igualmente, es necesario beber abundante líquido, comer despacio y hacerlo con un horario regular.⁸
Referencias:
1. Carabotti M, Scirocco A, et al. The gut-brain axis: interactions between enteric microbiota, central and enteric nervous systems. Ann Gastroenterol. 2015;28(2):203–209.
2. Rao SSC, Lacy BE, et al. Recognizing and defining occasional constipation: expert consensus recommendations. Am J Gastroenterol. 2022;117(11):1753-1758.
3. Blackwell B. ¿Respondes con el intestino? Algunos consejos de cómo manejar un Intestino Irritable. International Foundation for Gastrointestinal Disorders. 2014. Disponible en: https://iffgd.org/resources/en-espanol/respondes-con-el-intestinoae/ [Último acceso: Octubre 2023].
4. Miller K. Can Stress Cause Diarrhea and Constipation? Self. 2020. Disponible en: https://www.self.com/story/stress-diarrhea-and-constipation [Último acceso: Octubre 2023].
5. Adam TC, Epel ES. Stress, eating and the reward system. Physiol Behav. 2007;91(4):449-58.
6. Duboc H, Coffin B, et al. Disruption of Circadian Rhythms and Gut Motility. J Clin Gastroenterol. 2020;54(5):405-414.
7. Lacy BE, Mearin F, et al. Bowel disorders. Gastroenterology. 2016;150(6):1393-407.
8. Serra J, Pohl D, et al. European society of neurogastroenterology and motility guidelines on functional constipation in adults. Neurogastroenterol Motil. 2020;32(2):e13762.
ES-MX-2300028