¿Ayudan los vapeadores a dejar de fumar?

¿Ayudan los vapeadores a dejar de fumar?

La evidencia actual ha demostrado que los cigarrillos electrónicos y los productos de tabaco para calentar no sirven como método de reducción del daño 

Cada vez existe una mayor concienciación sobre los riesgos que supone fumar para la salud. Prueba de ello es que, según los últimos datos disponibles de la Encuesta Europea de Salud en España de 2020, un 64,8 % de mujeres y un 46,4 % de hombres nunca han fumado, mientras que se declaran exfumadores el 16,7 % de las mujeres y el 27,6 % de los hombres. Sin embargo, encontrar herramientas efectivas para ayudar a abandonar el tabaco sigue siendo uno de los grandes retos.i  

En este sentido, muchos usuarios, bien sea en un primer intento o tras varios fracasos, buscan ayuda o información sobre herramientas que les puedan ayudar a dejar de fumar. Entre los fármacos para abandonar el tabaco destacan las terapias sustitutivas con nicotina o los nuevos medicamentos que ayudan a dejar de fumar.ii 

Sin embargo, es habitual que en la oficina de farmacia los usuarios comenten o pregunten sobre la eficacia de los vapeadores como estrategia de reducción de daños del tabaco.  

A este respecto, es importante contar con información basada en evidencia para dar una buena respuesta.  Así, hay que destacar que desde la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) insisten en que los cigarrillos electrónicos y los productos de tabaco calentado no sirven como método de reducción del daño. Para afirmar este hecho, argumentan que estos dispositivos retienen a los fumadores en el consumo de tabaco e impiden que estos hagan intentos serios de abandono.iii  

Tal y como explican en un documento de posicionamiento al respecto, la sociedad de especialistas está en contra de inclusión de los cigarrillos electrónicos como tratamiento para dejar de fumar por las guías National Institute for Health and Care Excellence (NICE) y la propuesta de su autorización para ser prescritos a fumadores en el Reino Unido, ya que no se ha demostrado su eficacia a la hora de reducir la prevalencia de tabaquismo. En contrapartida, sí que existe suficiente evidencia científica de que “se puede dejar de fumar con los tratamientos para el tabaquismo disponibles en la actualidad”.3 

Cabe tener en cuenta que, según este documento, la Organización Mundial de la Salud (OMS) define la reducción del daño como “el conjunto de políticas, programas y prácticas cuyo objetivo es reducir las consecuencias adversas de salud, sociales y económicas del uso de drogas psicoactivas sin necesidad de eliminar su consumo”. Sin embargo, SEPAR insiste en que, aunque el tabaco calentado y los cigarrillos electrónicos tengan menos tóxicos que el tabaco convencional, esto no implica que hagan un menor daño.3 

En esta misma línea, un trabajo publicado en 2020 en American Journal Public Health invalida la idea de que los vapeadores y similares sirvan como herramienta para dejar de fumar. En concreto, este trabajo explica que esta afirmación se basa en un informe publicado en 2013, donde se concluía que el riesgo para la salud de este tipo de productos es un 95 % inferior al de los cigarrillos tradicionales.iv  

Sin embargo, transcurridos todos estos años desde la publicación de este trabajo, el mercado y la situación de estos dispositivos ha cambiado mucho. De esta forma, se ha podido comprobar cómo la reducción del daño estaba basada precisamente en la escasa evidencia científica con la que se contaba en la época. Por todo ello, con las evidencias actuales, este argumento ya resulta insostenible. De esta forma, desde el punto de vista sanitario, no se puede recomendar el uso de cigarrillos electrónicos. Para ello, existen otras alternativas cuya eficacia ha sido científicamente probada para dejar de fumar.4 

Asimismo, hay que recalcar que, como se señalaba recientemente en la Revista de Patología Respiratoria, las denominadas “nuevas formas de fumar” suponen un riesgo para la salud de sus usuarios y son el nuevo camino para introducir a los jóvenes en el mundo de las adicciones, no solo de estos nuevos productos, sino también como “puerta de entrada al tabaquismo”.5 

 

Referencias: 

1.    Encuesta Europea de Salud en España. Instituto Nacional de Estadística (INE). 2020. Disponible en: https://www.ine.es/ss/Satellite?L=es_ES&c=INESeccion_C&cid=1259926698156&p=1254735110672&pagename=ProductosYServicios%2FPYSLayout [Último acceso: Junio 2023].
2.    Tratamientos para dejar de fumar.  Asociación Española Contra el Cáncer (AECC).   Disponible en: https://www.contraelcancer.es/es/todo-sobre-cancer/prevencion/no-fumes/tratamientos-dejar-fumar. [Último acceso: Junio 2023].
3.    Jiménez Ruiz CA, Solano-Reina S, et al. Documento de posicionamiento de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) ante las estrategias de reducción de daño del tabaco. Open Respiratory Archives. 2022;4(2):1-50.
4.    Eissenberg T, Bhatnagar A, et al. Invalidity of an Oft-Cited Estimate of the Relative Harms of Electronic Cigarettes. American Journal of Public Health. 2020;110(2):161-162.
5.    De Higes Martínez EB, Ramos Pinedo A. Nuevo paradigma del tabaquismo en jóvenes. Revista Patología Respiratoria. 2022;25(1):9-14. 

ES-NI-2300035

Página actualizada por última vez

Jueves, 18 de enero de 2024

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